domingo, 20 de marzo de 2016

Ciudad Bolívar 1902


Generales Ramón Cecilio Farreras (bolivarense)  y Nicoás Rolando (anzoatiguense)

Cipriano Castro que ha sido nombrado Presidente de la República por los Concejos Municipales hasta 1907 debe enfrentar un alzamientos  de grandes proporciones:  la Revolución Libertadora liderada por el banquero Manuel Antonio Matos, quien en su proclama desde el vapor de guerra “Ban Right” al cual le ha calzado el nombre “El Libertador” se lamenta: “La Patria gime.  La Patria padece” Los gobiernos de Gran Bretaña y Alemania apoyan virtualmente la revolución de Matos, quien sufre su primera derrota en La Victoria.  Los gobiernos de estos pises dan un ultimato  a Castro y proceden a bloquear nuestras costas, toman el castillo de Pto. Cabello. Colombia interrumpe relaciones  debido a incursiones en su frontera.  El Vapor “Bolívar” que tiene como sede el Puerto Fluvial de Ciudad Bolívar sufre un intento de captura en el golfo de Paria, en vista de lo cual el Gobierno de Castro nombra al coronel Arturo Uslar  fiscal de ese vapor y jefe de la guarnición.  Ordena a la cañonera “Miranda” la persecución  del vapor  “Ban Right”  (El Libertador) del General Matos.  Pero Ciudad Bolívar parece ajena a esos eventos, a juzgar por los alegres y animados  carnavales al tiempo que el Teatro Bolívar llenaba sus butacas con la presentación  de la Compañía de Variedades del ilusionista  mejicano Trinidad de Soria. 
Durante los carnavales, una turista inglesa se pasó de copas y por su comportamiento hubo que ser arrestada por la Policía que andaba muy pendientes de los hechos anormales.  Hasta una novilla sarda pintada  fue aprehendida   cuando estaba a punto de ser beneficiada por el autor del abigeo.  El Inspector de policía  Erasmo Inojosa puso un aviso  para que su dueño fuera a liberarla previo pago del aviso en El Anunciador que era un diario de la tarde.  En el mismo periódico el Prelado critica a los fieles que van a la Iglesia y se lavan la cara en las pilas de agua bendita teniendo al Orinoco tan cerca.
El Carnaval era fiesta tradicional y los bolivarenses, no la dejarían de lado a causa de un conflicto que apenas se anunciaba. De manera que el Carnaval de 1902 estuvo como de costumbre, divertido, especialmente con las Carreras de caballos escenificadas en plena calle y la popular Cucaña o Palo encebado exaltado ese año en la vena poética de M. Ramón Carrión: Nadie a subir se atreve a la Cucaña / que un premio ostenta en la elevada cima / hasta que al fin un mozo se aproxima / y en práctica poner quiere su maña /Ríe su gente y su valor extraña / más cuando ve el término se arrima / con sus aplausos y su voz se anima / y la fuerza a sus brazos acompaña / Toca el premio por fin, más un descuido / le hace caer y el pueblo se apresura / a convertir su aplauso en un silbido / que siempre en este valle de amargura / silban al infeliz que está caído / los que aplaudieron viéndole en la altura/.      Los carnavales de ese año se escenificaron en La Alameda bajo los auspicios del Presidente del Estado, Julio Sarría Hurtado. El primer día se realizaron tres carreras: la de las damas, en distancia de 600 varas; la del comercio, 500 varas, la de los Gentleman, a 400 y la de los Vencedores (caballos triunfantes en distintas carreras), 500 varas.
Tanto la vara (0.836 m.) como la legua eran las medidas de longitud prevalecientes. Aún no se había puesto en práctica el sistema métrico decimal. Lo que llevó aleducador Juan Bautista Farreras a escribir un tratado sobre el tema.
Para participar, había que inscribirse y en la solicitud consignar los nombres y colores de los caballos así como colores y distintivos de los jinetes. Se realizaban apuestas en una taquilla instalada por los organizadores del evento, cuya apertura anunciaba un toque de campaña. Una segunda campanada era señal de que los caballos se preparaban para la partida. El cierre de la taquilla o apuestas se indicaban con un tercer campanazo.
Ese año estallo un brote de viruela y fiebre amarilla en Las Antillas, por lo que en la ciudad se instaló una Junta de Sanidad para ejercer vigilancia de los buques procedentes de las islas del Caribe. El primer barco que sufrió los rigores de las medidas fue la goleta francesa Iris, la que fue obligada a permanecer quince días en El Degredo.
La junta de sanidad  estaba integrada por médicos casi todos de los hospitales Ruiz y Mercedes, para entonces muy mal de recursos por lo que hubo que pedirle al artista Colon Gómez, recién llegado para actuar en el Teatro Bolívar, una función de transformismo a beneficio de esos nosocomios donde era más que evidente y manifiesto el humanitarismo del personal médico y paramédico.
Aunque se veía en puertas una guerra, la ciudad no lo demostraba y menos el Presidente del estado Julio Sarría, quien quería hacer cosas y ponía mucho oído a las sugerencias de los notables de la ciudad, entre ellas, la necesidad de crear la procuraduría general del estado para que el ejecutivo tuviese quien lo representara ante los funcionarios de la administración de justicia. Efectivamente, Sarría Hurtado dictó un Decreto de cinco artículos el 5 de abril, creando la Procuraduría General del Estado.
Al mes siguiente, 23 de mayo, en el cuartel del capitolio, una gran parte del Batallón Cordero, a la cabeza de su jefe de instrucción, Capitán Ramón Cecilio Farreras, en combinación con fuerzas civiles lideradas por Francisco (Pancho) Contaste Gerardino, quien tenía su residencia en la llamada Casa de Tejas del Zanjón.
El presidente del estado Julio Sarría Hurtado y el comandante del Batallón Cordero, general Ovidio Salas, resistieron con unos 200 hombres durante cinco días convirtiendo la ciudad en escenario de una encarnizada lucha. Ya impotentes el 27 de mayo decidieron con el resto de sus tropas abordar el vapor Masparro y retirarse a San Félix luego de varios días, reembarcaron en el vapor Miranda hacia Trinidad, dejando al general Anselmo Zapata, resistiendo en San Félix.
Como consecuencia de este golpe, el diario El Anunciador dejó de circular, pero apareció el diario La Revolución Libertadora, dirigido por Emilio Alcalá para suplir su falta. Ramón Cecilio Farreras se declaró Jefe Civil y Militar del Estado Bolívar y nombró como Secretario General al doctor Pablo Acosta Delgado, a quien mese más tarde sustituyó Luis F. Vargas Pizarro.
En agosto, los bolivarenses experimentaron la primera reacción del gobierno de castro. Los vapores de guerra Restaurador y Bolívar, comandados por el coronel Román Delgado Chalbaud y bajo el mando expedicionario del general José Antonio Velutino remontaron el Orinoco y en los días 20, 21 y 22 dispararon 1.300 proyectiles explosivos sobre la ciudad causando cinco muertos, 14 heridos y dañando seriamente numerosos inmuebles, entre ellos la Catedral, el Colegio Nacional, los Hospitales Ruiz y Mercedes, el Acueducto y el Capitolio.
Con la sublevación de R.C. Farreras, la Revolución Libertadora comandada por Manuel Matos, obtuvo a última hora una pieza importante dentro del cuadro de su revolución, pero no sirvió sino para alargar meses más una guerra que a menos de tres años se veía perdida ante la contundencia militar de las fuerzas comandadas por el General Juan Vicente Gómez.
Ramón Cecilio Farreras, convertido en Jefe Civil y Militar de Guayana, era guayanés. Hijo del educador Juan Bautista Farreras y Mercedes Franchi había nacido en Ciudad Bolívar en 1875 y estudiado en la Escuela de Artillería fundada en Caracas por el presidente Joaquín Crespo de donde egreso con el grado de Teniente de Artillería en 1897. Ascendido a Coronel, se desempeñaba como Jefe Instructor de la Guarnición de Ciudad Bolívar cuando al grito de “Mueran los Andinos” se apoderó del Cuartel  de Ciudad Bolívar, se erigió en Jefe Civil y Militar y entrego la Plaza a la Revolución Libertadora, cuyo comandante, el General Manuel Antonio Matos lo ascendió a General el 30 de julio de 1902.


martes, 15 de marzo de 2016

Ciudad Bolívar 1901

Antonio Liccioni
1901 comenzó en Ciudad Bolívar con un flamante diario vespertino: “El Anunciador” dirigido por Agustín Suegart acompañado de sus hijos Jorge y Edmundo y desde el hogar por su esposa Hortensia Ferrrer. Se veía que las instituciones comenzaban a renovarse con la llegada de un nuevo tiempo.  Así, el Colegio de Abogado estrenaba al doctor Luis  Antonio  Natera Riccci en calidad de Presidente y también Presidente Municipal.  El Obispo Antonio María Durán designaba  Deán de la Catedral al sacerdote Adrián María Gómez.  La Corte Suprema del Estado confería el título de Abogado de la República a Federico Calderón y como las Fiestas de Carnaval se avecinaban, el Prefecto del Distrito nombraba  como Presidente de la Junta organizadora a J. A. Barroeta  Briceño, mientras el Concejo Municipal, preocupado por el estado de los inmueble que servían de asiento a los Hospitales  de hombres y mujeres,  encomendaba con carácter de comisión a Antonio Liccioni, Brígido Natera, Rómulo G. Natera, Antonio M. Delgado y G- Bernewitz  un informe sobre el inmueble del Hospital La Cruz decretado por el ex Gobernador Juan Bautista Dalla Costa y construido por el ingeniero polaco, Alberto Lutowski, quien no pudo terminarlo por haber muerto a causa de fiebre Amarilla y el cual estaba siendo ocupado por el Ejército  El ingeniero mientras permaneció en ciudad Bolívar, fue aprovechado por el Rector del Colegio Federal para dictar algunas cátedras en la Universidad que  luego de haber sido cerrada, el gobierno de Cipriano Castro cedió a la demanda de los bolivarenses y decretó el 11 de marzo de 1901  su reapertura reinstalando las clases de ciencias políticas y ciencias médicas, también la escuela de minas.  Asimismo decidió que los cursantes podían  optar el título de doctor en el mismo colegio o en cualquiera de las Universidades del país.  Estábamos ante un gobierno de facto, por eso, CVastro nombró ejecutivamenter al general Julio Sarría Hurtado Presidente del Estado Bolívar,  con un presupuesto de 17 mil bolívares (12 mil bolívares que era el situado constitucional y  5000 los impuestos). Gobernador del Yuruari, al Gral,  Manuel Silva Medina, quien sustituyó al General Santiago Rodil, muerto de cinco disparos posteriormente  por agavillamiento   El Jefe civil en Ciudad Bolívar era Adolfo Quintero, quien prohibió la caza de la Garza Paleta en la Laguna de la Calle El Porvenir.
A fin de legitimar su Gobierno, Cipriano Castro, decidió convocar a una Asamblea Constituyente a objeto de reformar la Constitución y reducir la autonomía a los Estados al mismo tiempo que elevar a seis años el período presidencial. 
Al efecto, los Jefes civiles y militares de los Estados procedieron conforme a un reglamento electoral previo a organizar al pueblo para le elección del Presidente y cuerpos deliberantes. Los Concejos Municipales en la ocasión eligieron para la Asamblea Legislativa del Estado Bolívar, por Heres  a  José Tadeo Ochoa y Antonio Bello.  Por Cedeño a los Generales Manuel González Gil y Emilio César Santodomingo.  Por el distrito Sucre a  Policarpo Espejo  y Timoteo Carvajal y por el distrito Piar: Agustín Suegart y Rafael Acevedo.  La Legislatura se instaló  el 3 de junio y eligió  a José Tadeo Ochoa como Presidente y vicepresidentes: Miguel Acevedo y Timoteo Carvajal,  primera década, toda vez que las directivas tenían un período de duración de diez días.  En la segunda década la presidió el general Fernando Calzadilla y Vicepresidentes: Dr. Luciano Mendible y Gral. Luis Alfaro Tiberio. La Asamblea Legislativa dentro de su actividad  reformó la Constitución del Estado  el 15 de junio,  y redujo a tres años el período del Gobernador, evitando su reelección.  Ese mismo día se anunció la muerte de Don Antonio Liccioni, fundador de El Callao.  El Ejecutivo decretó duelo público por dos días y  el sepelio se detuvo como era tradición en la Plaza Miranda donde dieron las gracias Domingo María Battistini y  Carlos Machado.  Este último  recordó la gran ayuda que prestó Liccioni a Dalla Costa para construir el edificio que sería asiento del Hospital La Cruz.  Poco después, 13 de agosto morirá  Carlos Machado, quien era Vicerrector del Colegio Federal y catedrático  del idioma Castellano  y Literatura.
Los bolivarenses celebraron el decreto de la reapertura de los estudios universitarios, sobre todos lo celebraron los admiradores del gran poeta José Antonio Perez Bonalde, autor de “Vuelta a la patria”.  Estos se reunieron para fundar una Sociedad con ese nombre cuya directiva integraron   Pero F. Escalona, quien la presidía;  J. A. Agosto Méndez,  Juan Bautista Araujo y Ernesto Sifontes, personajes que según los chismes,  religiosamente se cortaban el pelo en la Barbería francesa de J. M. Casteliani, que ocupaba en la calle Miscelánea la antigua oficina de la Compañía Minera de El Callao, y en la Barbería  “La Guayanesa” de Antonio Rodríguez en la calle Orinoco, casa contigua al establecimiento de Tomasini y Chicarelli. En esas barberías convergían las noticias del día, entre ellas, la del 8 de junio  que informaba del hermano de Carlos Afanador Real, organista de la Catedral.  Su hermano José Afanador Real que luchaba en Colombia a favor de Los Liberales, fue hecho prisionero de guerra.
Mientras Afanador era capturado en Colombia, aquí en el Estado eran igualmente capturados  el general Celestino Peraza, su sobrino  Rómulo Manuit,  el teniente Ismael Ovalles y Felipe Bayola, dueño del rancho donde se escondía Peraza.  Todos ellos se habían alzado contra la Revolución Liberal  Restauradora del cabito Cipriano Castro.  Otro alzado fue Zoilo Vidal “Caribe Vidal” a quien perseguía muy de cerca en la zona de Cañaveral un “Campo Volante” del Gobierno. 
En1901, además del Colegio Federal Guayana que abarcaba los tres niveles de la Educación, existía para hembras el Colegio Nuestra Señora de las Nieves que ese año asumió como directora la Madre Carmen Castán en sustitución de la Madre Teresa Fernández, quien fue transferida a Maracaibo.
El Presidente del Estado, General Sarría Hurtado sentía debilidad por los Monumentos Públicos, seguramente pensando en él mismo por lo que tan pronto comenzó a ejercer el Poder en el Estado, decretó uno al prócer civil Juan Bautista Dalla Costa y para ello nombró una Junta promotora encabezada por Federico Carrasquel y otro para el prócer de la Guerra Federal, General Juan Crisóstomo Falcón en el Paseo que llevará su nombre desde entonces.  La estatua fue encargada a la casa especializada  de Julio Roverssi hijo.  Pero posteriormente los bolivarenses criticaron al Gobierno porque el busto del Mariscal que le birlaba el título al Gran Mariscal de Ayacucho, resultó  2 metros más alto que el pedestal.  Para la regia inauguración se nombró una Junta especial compuesta por  Fermín Bello, Matías Alfaro, quien morirá  el 29 de octubre de ese mismo año;  General Monagas y Carlos Machado. Y se instruyó a la Banda del Estado dirigida por  F-G.Grillet para que solemnizara el acto inaugural  e inaugurar un programa de retretas todos los jueves.  El Busto de Dalla Costa se inauguró el 5 de julio y el discurso de orden fue pronunciado por Hilario Machado.

Para recibir el año 1902, el Presidente del Estado Julio  Sarria Hurtado nombró una comisión de festividades que dispuso la Iluminación de las Plazas Bolívar, Falcón, Miranda y Talavera.  Retretas, fuegos artificiales, salvas de artillería, Te Deúm, Paseo Militar, banquetes populares, corridas de toros, música y fuegos artificiales en la Alameda, piñatas y cucañas para los muchachos.  


viernes, 11 de marzo de 2016

Ciudad Bolívar 1900

Roberto Liccioni presidió los Carnavales en 1900

El Siglo XX arranca en Ciudad Bolívar cuando el Estado, y Venezuela en su totalidad, están bajo la Dictadura de Cipriano Castro, quien ha llegado al Poder el 21 de octubre de 1900 en alas de la llamada Revolución Restauradora.  Ya ha muerto, el año anterior, Antonio Guzmán Blanco.  El fallo del tribunal de París ha determinado la pérdida para Venezuela de la Guayana Esequiba y la población Venezolana apenas ascendía a 2.325.000 habitantes, de los cuales casi 13 mil  estaban en Ciudad Bolívar.  La deuda venezolana ascendía a 189 millones de bolívares y los capitalistas caraqueños van a la Cárcel por negarse a hacerle un empréstito al gobierno, pero no obstante, Ciudad Bolívar celebra con orgullo que uno de sus hijos, Hilario Machado Guerra, había podido dar un concierto de piano en el Instituto Nacional de Bellas Artes de Caracas. 
El hijo de su homónimo Hilario Machado y Amelia Guerra empezó a tocar el piano a la edad de catorce. Su primer profesor de piano fue el maestro José Mármol y Muñoz. Hizo estudios superiores de piano en el Conservatorio de Frankfurt, Alemania (1886-1891). Presentó su primer concierto en el Teatro Municipal de Caracas antes de presentarse en el Instituto Nacional de Bellas Artes de Caracas y más tarde sus paisanos lo verán como  Jurado del concurso que escogió la música para el himno del estado Bolívar.
En 1900 era  importante lo colonia alemana proveniente de Hamburgo en Ciudad Bolívar y el doctor JBT Siegert había dejado aquí varios parientes, entre ellos, a Guillermo Eugenio Monch que ofrecía el “Amargo de Ciudad Bolívar” a falta del tradicional “Amargo de Angostura”  que los hijos herederos del médico se llevaron a la vecina isla de Trinidad.  El “Amargo de Ciudad Bolívar” elaborado con una fórmula parecida pero no igual. Lo ofrecía Guillermo Eugenio como “gran específico para fortalecer los órganos de la digestión, preparado sólo con vegetales principalmente indígenas”
Lo vendían las  Boticas, la Alemana, la Vargas y El Águila que existían para el momento.  La Vargas despachaba en el inmueble de esquina ubicado entre las calles Venezuela y Dalla Costa y que en la actualidad pertenece a Romeo Aziz.  Por cierto, que al lado de la Botica Alemana se había mudado ese año la Platería de Hans von Büren que trabajaba con materia prima procedente de la compañía Minera Colombia que explotaba las minas auríferas de El Callao y también con productos importados de la Casa Pajot de Paris, como brazaletes, alfileres para corbatas, prendedores, porta abanicos, sortijas, collares para medallas y zarcillos.
Nicolás Rolando Monteverde era el Jefe Civil y Militar del Estado designado ejecutivamente por Cipriano Castro, recién llegado al Poder luego de una incursión  militar  desde los Andes acompañado de  su compadre Juan Vicente Gómez y enarbolando la consigna de restauración del liberalismo.
Los habitantes de la Capital no llegaba a los 13 mil habitantes, pero  su gente muy laboriosa se enorgullecía de tener el puerto fluvial más importante del país.  Un movimiento mercantil de importación y exportación donde tenían los alemanes papel preponderante animados desde un Club convertido ese año en Cámara de Comercio presido por uno de ellos, L. Brockman.  Primer y segundo vicepresidentes, Merino Palazzi y Roberto Handerson.  Tesorero, José Frantuck.  Vocal, José Afanador y secretario Ignacio Machado Muñoz
La gran fiesta del año para los bolivarenses era el Carnaval que ese año estuvo muy lucido gracias al trabajo de la Junta Organizadora presidida por Pedro Liccioni e integrada por Luis Felipe lloverá Solano, Santos Palazzi,  M. Paschen, Alejando Agostini, Mariano Figarella, Manuel Plaza, Salomón Khazen, el Jefe civil y militar deñl distrito Heres,  Luis Guevara y secretario Rafael Marcano Natera.

A las fiestas se unió la Universidad de Guayana y el Obispo de la Diócesis, Antonio María Durand hizo un llamado para que las fiestas no fueran desbordadas y transcurrirán dentro de un ambiente de irreprochable alegría.